miércoles, 4 de marzo de 2015

EL CHAMAN Y LA PSICOPATOLOGÍA PRIMITIVA EN GENERAL (capítulo 3)


Jennifer Quintanar Contreras
Grupo 3 "A"
Medicina UCSLP




EL CHAMAN Y LA PSICOPATOLOGÍA PRIMITIVA EN GENERAL

Uno de los rasgos característicos de nuestra cultura es el rotular los fenómenos con diagnósticos psiquiátricos. Ello se ha convertido en algo común que difícilmente lo percibimos. Personas y masas, personalidades históricas y periodos, culturas y sociedades, procedimientos mágicos y religiones son “neuróticos”, “sádicos”, “esquizofrénicos”, etc., o de acuerdo con el vocabulario sencillo y menos sofisticado de hombre de la calle “locos”, “lunáticos” o “chiflados”.

Los  calificativos psicopatológicos son sencillamente en parte de una manifestación de la ya antigua penetración de nuestra lengua y pensamiento por los términos y metáforas médicas, fisiológicas y anatómicos.
Los intentos por parte de psicólogos modernos de cambiar la terminología están por ello muy lejos de ser ejercicios estilísticos vanos merecen la máxima aprobación y estimulo. 
Los patólogos, fastidiados por la pertinaz ausencia de hallazgos anatómicos en ciertas enfermedades mentales de otro tipo, las han estigmatizado como “funcionales” las han privado de título legítimo de un enfermedad digna sacándola de la esfera de lo científicamente te anormal. Las enfermedades funcionales han penetrado por la puerta trasera y no solo han reconquistado su lugar merecido, sino también inundado en el mundo normal con su terminología. 

Una de las contribuciones de la antropología es arrojar nueva luz sobre el concepto de anormal e invalidar los viejos conceptos erróneos de un tipo universal de “anormalidad”. La tendencia a la rotulación psicopatológica en nuestra ciencia y cultura es una oportunidad para los antropólogos médicos para comenzar hacer calidad en la casa propia y examinar su material para averiguar el rol actual que juega la psicopatología en la medicina y culturas primitivas.
Cuando el hombre en medicina fue conocido por primera vez por los europeos, fue generalmente considerado como un charlatán. 
Pero todavía es bastante habitual ver en el hombre medicina a una especie de loco. Los diagnósticos varían desde la epilepsia a  la histeria, desde la neurosis por miedo a una “auténtica idiocia”.


El hombre medicina debe su calificativo de psicopatológico en gran parte al hecho de que ha sido el representante mejor conocido de la mentalidad de los primitivos. 
Una cultura no puede calificarse de patológica excepto bajo una condición: cuando la cultura camina hacia la autodestrucción debido a su propia estructura ambienta o a cambios de la misma.

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