El cuidado de la salud:
un problema de relaciones de poder.
Los curanderos. Ellos
atribuyen sus poderes curativos únicamente a sus espíritus protectores, quienes
se posesionan de ellos solamente en las horas dedicadas a su función de curanderos.
Cada curandero tiene su espíritu protector exclusivo, quien también, como el
curandero, puede ser de un u otro sexo.
Los espíritus protectores son asignados a los curanderos, en
su mayoría mujeres, durante el periodo requerido de “revelación” cuya duración
varía dependiendo de cada entrenamiento. La revelación puede durar desde
algunos meses hasta varios años, según la dedicación de cada persona. Durante
esta, la persona esta instruida en las enseñanzas del culto y es preparada para
entrar en trance y para curar.
Los pacientes.
Cuando busca ayuda , el paciente se acerca al curandero y saluda al espíritu
protector con una acostumbrada reverencia. El espíritu protector le responde “yo
te puedo escuchar, hijo mío”, seguido de la recitación de una corta bendición.
El espíritu protector interrumpe con “¿verdad que usted tampoco puede dormir?”
y el paciente en forma acostumbrada dice “si, eso es verdad”. Con este tipo de
cuestionamiento, el espíritu protector practica con destreza la técnica de
conducción de la impresión que también ayuda a la efectividad terapéutica del
protector.
A pesar de que las recetas de los pacientes varían
ampliamente, una prescripción común que estas incluyen es la recomendación de
visitar el templo para escuchar las enseñanzas de Dios en uno de los días,
regularmente programados, en los cuales él habla.
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